lunes, 23 de noviembre de 2009

El realismo mágico de la lucha libre.


(Entre lo cotidiano y lo maravilloso).

El estilo.
(El rudo, el técnico y el aficionado, actores profesionales de la magia cotidiana).

Aparece entre hielo seco y música estridente: el rudo, invitando a la gente a insultarlo a comunicarle su desaprobación, el representa el carácter escondido del personaje, con un gesto descontrola a toda la afición, los hace consumir la semilla de cebada germinada. Recibe un catalogo de insultos no sólo hacia su físico o su accionar en el ring, el rudo es juzgado por los miedos y pecados feroces del mundo real, es el escudo humano al cual se le insulta llamándolo suegra, cuñada, jefe, vecino. El rudo es el gusto al paladar de unos cuantos aficionados que se buscan en las arenas de lucha libre, se conocen, se apoyan y se entregan a sus favoritos sin escatimar esfuerzos para gritar el deseo de triunfo, la "porra ruda" vive y no le importa si están aislados en la arena. El aficionado rudo es atacado por utilizar "matracas" "campanas" "guantes negros" el rudo imagina, y está orgulloso de pertenecer a una célula pequeña pero que vale la pena conocer y respetar.

El técnico con su cara recién lavada, caballero, con presencia aerodinámica, uniforme neutro sin mancha de algún mal pensamiento. Es el débil, el que necesita protección del aficionado, besa niños, regala autógrafos a las ilusiones femeninas. Lleva ventaja en el récord de enfrentamientos contra el mal --representado por el rudo-- el bien el mal, lo blanco y lo negro la antítesis de la lucha eterna, de los enemigos por naturaleza, el técnico aventaja en las portadas de las revistas, el pulcro elegido por la mayoría de los aficionados que se sienten atraídos por el resplandor de la bondad.

El aficionado, el verdadero aficionado, el que investiga, colecciona, comenta, entra a foros para debatir. El aficionado, el ser desconocido al cual nunca se le brinda un homenaje, el obrero, el albañil, el licenciado, el escritor. Aquel que se forma en las taquillas para adquirir ese mundo alterno comúnmente llamado: boleto. Él adquiere la máscara en las arenas para el hijo, al cual le inculca el amor hacia el deporte más castigado por la sociedad, él aconseja y sufre las derrotas del favorito, pierde la máscara al mismo tiempo que él y desearía no ver humillado al ídolo de cada ocho días. Él Juan, Pedro, Mario, Francisca, Fabiola, Rocío, cualquiera que sea su nombre, aficionado de siempre o aficionado en su debut, en el no importa edad o sexo, si esta en gradas, balcón o si su presencia económica se lo permite puede escuchar en las primeras filas todo el lenguaje del luchador. Aficionado con rostro multiplicado, pero emociones propias de escoger a sus favoritos, sirva el homenaje, para el creador de ídolos el cual sólo quiere que lo dejen observar a gusto su espectáculo y por eso grita a todo pulmón: ahí va el agua, siéntense.

La Máscara.
(La personalidad griega, es la magia sobre el encordado).

La magia de una incógnita, el color de la verdad, la celosa agujeta o el elegante cierre. Es la máscara --la actual-- que no tiene que ver nada con aquella que se realizo con una técnica bautizada como: un zapato para la cabeza --tal vez no se supo expresar el luchador "gringo" que la encargo--. El Santo que pudo haber sido el Ángel o el Diablo, tuvo que haber pasado un sin fin de problemas para acostumbrarse al primer diseño que cubrió su rostro --piel-- una máscara que no cubría la expectativa plateada y estilizada que con el tiempo --encargado de realizar leyendas-- lograra la aceptación del espectador que lo reconocía como el héroe imbatible que no perdería su máscara hasta encontrarse fuera de los encordados a la muerte. Santo plateado representado por el inmortal Rodolfo Guzmán Huerta. Una de las máscaras que sin duda cubre con creces la identidad del gladiador es la de Tinieblas personaje creado por Valente Pérez, máscara para un gigante sabio, amarilla y negra en la cual la mirada nunca se adivina y el gesto del dolor es inexistente. Blue Demon antítesis del Santo, demonio creado para defender las causas del bien --siempre técnico, siempre caballero, que le hacia justicia a su identidad demoniaca al momento de enfrentar al plateado-- máscara azul eterna, la elegancia del hombre que se negó ha ser un demonio cualquiera. El Solitario, máscara con lentejuelas tan brillantes como la carrera del hombre que adopto el castigo de la "patada a la filomena", caballero con máscara dorada y un antifaz negro que nos hacía recordar la épica "western" del "Llanero Solitario" personaje del emporio de Hollywood, el Solitario a diferencia de Tinieblas podía expresar gestos a través de la abertura que presentaba estratégicamente su máscara, este hombre se expuso al mar y acabo con una ola blanca --Ángel Blanco y Dr. Warner--. La máscara sin duda ha cambiado y se pueden observar a través de la historia, peces estilizados: Fishman, Lizmark y Atlantis, que retan a la evolución marina que transforma al guerrero del fondo del mar en hombre de acción dentro de un cuadrilátero, Héroes históricos: Canek, con imágenes de la cultura Maya. Hombres que cultivan el conocimiento: Matemático, Catedrático, con máscaras que presentan caracteres alfanuméricos. Los estragos de la naturaleza: Huracán Ramírez, que utilizan lo cotidiano al momento de anexar a estos un apellido. Innumerables los personajes de la televisión que invaden el ring: Batmán, Robin, Ultraman, Hombre Araña, que encuentran un lugar en la imaginación incesante de los niños. Los personajes que saltan del cinescopio: Bestia Magnifica, Neutrón y Octagón, para tomar una esencia corpórea. La máscara de piel "porcina" ha evolucionado convirtiendoce en tela, en identidades de expandes o aleaciones de plástico colocados en la piel del gladiador, cuernos y símbolos que nos recuerdan esas tierras prometidas por Julio Verne o Kafka. La máscara no lucha por si sola necesita al hombre indicado en el momento justo, el personaje es en la actualidad víctima con facilidad de la clonación, pero esto carece de importancia sí todo el gladiador que lo porta sabe entregarse a la afición, el personaje enmascarado se levantara de la lona todas las veces que los imitadores no sepan los movimientos a la perfección, los derechos de autor deben ser bien sustentados por el buen luchar. Para que el interés de la lucha libre sea cotidiano como: ponerse una máscara y encontrar libertad al momento de hacerlo, no sólo en las tres caídas que poco a poco invaden la vida común.

El luchador contra el escritor.
(batalla en super libre por el personaje)

(El luchador y el poeta son almas gemelas del sufrimiento, tal vez no del propio pero si de los demás, el poeta entrega sentimientos gracias a metáforas, mientras que el luchador se aferra con sentimiento a esa metáfora textil que es su máscara).

Luchadores como el "Murciélago" Velázquez han roto esa delgada barrera de cuerpo en acción a escritor de guiones. Uno jamas sé imaginaria a Juan Rulfo luchando en el ring y exponiendo su cabellera. Pero el luchador y el escritor tienen afinidad entre sí, cuantas veces el luchador tiene que utilizar más de dos nombres para triunfar mientras que el escritor se esconde dentro de un seudónimo para abrirse camino en el corto camino de las letras, el luchador es un maestro al momento de hacer explotar las sensaciones del público al levantar una mano en señal de triunfo en el cuadrilátero o cuando realiza una "pasada" o un "castigo" afortunados, el escritor debe capturar al lector desde la primera pagina, no dejarlo respirar e introducirlo al cuerpo de la novela o algún cuento que sea realmente mágico.

(Escribir sobre lucha libre es fácil, lo difícil seria recibir un castigo como la de a "caballo" o una "patada a la filomena" de algún editor descontento, yo sinceramente lo retaría a un encuentro extremo sin reglas de ortografía).

No es fama lo que se busca en ninguna de las dos actividades tal vez es la necesidad de "adrenalina", el estar cerca del pueblo y no conformarse a una sola identidad rutinaria, son componentes de una diversión que el ciudadano común merece, a través de la lucha o de la literatura se olvidan los días difíciles en la oficina, los maltratos de los superiores, el sueldo inferior al poder adquisitivo de la "canasta básica", los problemas deshidratantes y desgastantes en el transporte público, rudos o técnicos especialistas en lucha aérea, clásica, hadcore, extrema, escritores, poetas, narradores, guionistas que pertenecen a la novela romántica, clásica o alternativa, son merecedores del aplauso del público que los admira y espera su entrega eterna en este mundo que necesita llenar más paginas de glorias deportivas y literarias, así que mientras la lucha libre exista será necesario que las palabras entren en acción para que no se convierta en unos simples puntos suspensivos.

(El luchador ha confundido su sangre con la de su enemigo, después de golpearse hasta el cansancio se han intercambiado la máscara y han compartido el sudor, ¡qué gran muestra de amor hacia un semejante!)

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